sábado, 23 de agosto de 2014

浮世絵

UKIYO-E


   浮世絵, es decir, Imágenes del mundo flotante, es un género de grabado que se desarrolló en Japón entre los siglos XVII y XIX, y utiliza la técnica de la Xilografía. Los temas favoritos representaban mujeres hermosas, luchadores de sumo, paisajes y (a pesar de que esos grabados estaban prohibidos), escenas eróticas.

  La expresión proviene de un sector social nacido en el actual Tokyo, que desarrolló una cultura hedonista cuyo estilo de vida era considerado como un mundo flotante.

  Sin duda, el hecho de que, producido masivamente era de fácil adquisición para todos en una época en que sólo los estratos más pudientes de la sociedad podían costear una obra de arte— que hasta entonces eran piezas únicas—,  fue un factor que determinaría la popularidad de este género artístico.


 Originalmente, este género se hizo famoso en la década de 1670, con los grabados monocromáticos de Hishikawa Moronobu, artista que, si bien no inició este género, sí lo consolidó al desarrollar los trabajos incipientes y rudimentarios de los fundadores. 






  Casi un siglo después, Suzuki Harunobu popularizaría el grabado con múltiples colores, utilizando la técnica Nishiki-e (imagen brocada).

Observando el juego,1766.


  Sin embargo, y pese a que en esa época el gobierno pretendía controlar los grabados desde sus primeros bocetos, proscribiendo aquellos que no portaran el sello de censura,  fue a finales del siglo XVIII cuando alcanzó su mayor auge gracias a artistas como Torii Kiyonaga (pseudónimo tomado por Sekiguchi Shinsuke en honor a su mentor, Torii Kiyomitsu), Kitagawa Utamaro, y un artista fugaz que sería conocido como Toshusai Sharaku (quien se caracterizó por dibujar detalles poco halagadores en sus personajes, a diferencia de sus contemporáneos, que  representaban una belleza idealizada).


trabajo de Toshusai Sharaku


Después de que el género sufriera un descenso, tuvo un último florecimiento a mediados del siglo XIX, cuando nuevas reformas que suprimían las manifestaciones externas de lujo (incluyendo los retratos de personas económicamente privilegiadas), obligaron a los artistas a enfocarse en estampados de paisajes, animales y vegetación, caracterizándose los primeros por su orientación hacia la imaginación, composición y atmósfera que a estricta observación de la naturaleza. De este movimiento surgió una de las imágenes más típicas del arte japonés: La gran ola de Kanagawa.





  A finales del siglo XIX el Ukiyo-e finalmente decayó con la occidentalización del país y esta técnica de grabado comenzó a enfocarse en el periodismo.

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